Inventora del pincel Laminator y jueza internacional de lifting.
Kazajistán
Entré en el mundo de la belleza hace 7 años.
Llevaba mucho tiempo en casa durante la baja maternal y necesitaba un trabajo que me llenara, que fuera para el alma y que además me permitiera tener un horario flexible. Las niñas eran pequeñas, pero también quería trabajar y desarrollarme como persona.
Le di muchas vueltas a diferentes servicios de belleza, pero me decidí por el lifting de pestañas porque como clienta me enamoré del tratamiento. En ese momento me pareció algo súper natural y lo más seguro posible. ¡Y así fue! Nunca me he arrepentido de haber tomado esa decisión. ¡El lifting de pestañas es lo mejor que hay en el mundo de la belleza!
En mi primer año como especialista hice más de 30 formaciones, tanto online como presenciales. Siempre sentía que necesitaba saber más, aprender más. No tenía seguridad ni técnica suficiente, y quería hacerlo todo perfecto.
Empecé trabajando en casa. La camilla estaba en el salón y mis primeras prácticas fueron con mi madre, mis hijas… ¡y mi marido!
Más adelante alquilé un estudio, y empezaron a llegar los clientes. Estoy convencida de que si trabajas con el corazón, y te esfuerzas por crecer y mejorar, la gente lo nota, y conseguir clientes no es difícil.
A los seis meses ya tenía la agenda llena con dos semanas de antelación, y yo era feliz, pensaba: ¡esto es el éxito!
Pero entonces llegó el COVID. Nos cerraron a todos y el trabajo se paró por completo. Fue un golpe duro, muy frustrante. Pero sin pensármelo demasiado decidí no perder el tiempo y empecé a participar en campeonatos online. Fue la mejor decisión que pude tomar.
Aunque no creía mucho en mí misma y pensaba que nunca ganaría ningún premio ni copa, descubrí que quien no tiene miedo y se lanza a lo desconocido, siempre gana algo: ya sea experiencia o victoria. Empecé a ganar premios uno tras otro, participé en muchos campeonatos, y el tiempo de la pandemia pasó volando.
Cuando todo terminó, yo ya era una múltiple ganadora y empecé a recibir invitaciones para participar en campeonatos como jueza. Para mí fue un shock, una alegría inmensa y una gran sensación de éxito.
Al mismo tiempo, no dejaba de pensar que quería crear algo para la industria. Siempre tenía la sensación de que a los profesionales les faltaban herramientas. Incluso a mí me faltaban muchas cosas en el trabajo. Era incómodo para mí y para las clientas.
En el pasado fui ingeniera y tengo un título de una universidad técnica aeroespacial. Y en ese momento creo que esa parte de mí despertó, y decidí intentar crear algo nuevo y útil.
Así nació el primer pincel Laminator. Y fue eso lo que me trajo reconocimiento a nivel mundial. Me inspiró muchísimo a seguir creando herramientas nuevas para los profesionales. Me encanta esta industria, y quiero que el lifting de pestañas se convierta en el servicio número uno del mundo. ¡Y estoy dispuesta a hacer todo lo que esté en mi mano para conseguirlo!
Lo que más me atrae del juicio técnico es que también es una forma de crecimiento para el profesional. La especialista comprende qué significa un trabajo de calidad, bien hecho desde el punto de vista técnico. Y lleva esa calidad a sus clientas, que se enamoran del servicio. Todo esto, en conjunto, hace crecer a toda la industria.
Los campeonatos son una experiencia inmensa, y un networking brutal. Te dan la oportunidad de conocer a personas de todo el mundo, te abren la mente y te inspiran.
Sigo creyendo que los campeonatos curan el agotamiento profesional. ¡Y esto es totalmente cierto! Cuando sientes que te has estancado, que has tocado techo y no sabes qué más hacer, entonces es el momento de apuntarte a un campeonato. Para ponerte a prueba, para conocer gente nueva. Es como un soplo de aire fresco.
Para mí, como para la mayoría de jueces, lo más importante es la calidad del trabajo. Lo analizamos desde una perspectiva más técnica. Y esa experiencia también es muy valiosa para el profesional: empieza a ver su trabajo con otros ojos.
Mi filosofía profesional es:
¡Vas a lograrlo!