10 años de experiencia en lifting de pestañas 8 años como formadora
Rusia
Mi camino en el mundo de la belleza comenzó cuando mi primer bebé tenía apenas un año y atravesábamos una situación financiera muy difícil. El dinero apenas alcanzaba para comprar ropa de segunda mano para él… y para mí. Vivíamos en casa de mis padres, buscando una salida.
Día y noche pensaba cómo cambiar nuestra realidad, hasta que un día vi unas fotos de lifting de pestañas, con el antes y el después… Para mí, aquello ya era magia. Hice capturas de pantalla, y cada noche, cuando mi bebé dormía, me quedaba mirando esas imágenes una y otra vez.
Meses después, me atreví a buscar si alguien enseñaba esa técnica. En aquel entonces, el sector apenas estaba naciendo…
Reuní el dinero que me habían regalado por mi cumpleaños y así comenzó mi camino duro, pero feliz.
Un año más tarde, después de ahorrar hasta la última moneda, abrimos nuestro primer estudio. Fue ahí donde, casi de inmediato, empecé a enseñar.
Chicas venían en coche, e incluso en avión, desde distintos lugares del país para aprender cómo lograr resultados perfectos.
Poco después empecé a participar en campeonatos… y a ganar.
Mis logros empezaron a llamar la atención, y comenzaron a invitarme como jueza y ponente.
Hasta hoy he sido jurado en más de 50 campeonatos —¡ya perdí la cuenta!
Lo mejor vino después: empecé a viajar por Asia y Europa dando masterclasses presenciales.
Pero lo más valioso que tengo no son los logros ni los premios, sino las personas.
Las personas que esta profesión pone en nuestro camino.
Porque en esta industria nunca estás sola.
Nunca más te sentirás sola.
Estás rodeada de amor y apoyo.
Han pasado 10 años, y jamás sentí agotamiento.
Porque todo comenzó con amor.
Amor por el oficio.
Amor por las personas.
Amor por la mujer.
Y cuando todo nace del amor, sabes que estás recorriendo tu verdadero camino.